“La primera prueba de fuego fue Mutianyu, uno de los tramos mas escénicos de muralla a unos 100 km de Beijing que obliga a combinar varios medios de transporte.
Aunque para visitar los tramos de muralla cercanos a Beijing casi todo el mundo recurre a los packs organizados que ofertan en todas las guest houses, youth hostels y hoteles de la ciudad, que limitan mucho el tiempo en la muralla y obligan a pasar por el emporio de seda de rigor; y aunque eso a mi me hubiese facilitado mucho las cosas; pensé que todo eso sería un coñazo.
Así que me las llevé a la estación de buses oeste y las subí en el 916, un bus lleno de chinos con destino a Huairou, y es que hacer estas cosas es lo que me da la vidilla viajera…una vez en Huairou, un tipo nos ofreció llevarnos hasta la muralla en una furgonetilla.
Salimos a las 10 y a las 18 estábamos regresando a Beijing habiendo disfrutado de 4 horas en la muralla. A ver quien supera eso.
La muralla en esta zona se ve preciosa, zigzagueando entre crestas de escarpadas colinas, enfilándose por pendientes pronunciadas, el sol apaciguaba el frío seco traído por el viento siberiano que llegaba cortando Mongolia…”
Tornen els relats d’en Germán Aguilar, el Gran Iconoclasta, i el seu fantàstic bloc “El último Bazar” ara tot just fent de guia de viatges per la Xina… no us ho podeu perdre…