“¡Ah! ¿Otra vez Europa!” Reflexions d’Orhan Pamuk

El pasat diumenge 9 de gener del 2011, l’escriptor turc i Premi Nobel Orhan Pamuk feia una interessat reflexió sobre Turquia i Europa en l’article “¡Ah! ¿Otra vez Europa!” que us convidem a llegir:

“El sueño de formar parte de Occidente se está desvaneciendo para Turquía. Es una nación dinámica con una sociedad civil fuerte y que observa cómo la UE está cada vez más confundida sobre sus problemas internos “

En los libros de texto de cuando yo era niño, en los años cincuenta y sesenta, Europa era una tierra de promesa y de leyenda. Es cierto que, al construir su nueva república sobre las ruinas del Imperio Otomano, que había quedado aplastado y fragmentado en la I Guerra Mundial, Mustafá Kemal Ataturk luchó contra el Ejército griego, pero después, con el apoyo de sus propios militares, introdujo numerosas reformas de modernización social y cultural que no eran antioccidentales sino todo lo contrario. Para dar legitimidad a dichas reformas, que contribuyeron a reforzar a las clases dirigentes del nuevo Estado turco (y fueron objeto de contención en Turquía durante los 80 años siguientes), nos pidieron que adoptáramos e incluso imitáramos un sueño europeo occidentalista y lleno de optimismo.

Los manuales escolares de mi niñez eran textos diseñados para enseñarnos por qué había que trazar una línea entre Estado y religión, por qué había sido necesario cerrar las logias de los derviches y por qué habíamos tenido que abandonar el alfabeto árabe para adoptar el latino y, al mismo tiempo, estaban llenos de preguntas que pretendían desentrañar el secreto del poder y el éxito de Europa. “Describe los fines y los resultados del Renacimiento”, preguntaba el profesor en el examen. “Si en nuestro suelo hubiera tanto petróleo como en los países árabes, ¿seríamos tan ricos y modernos como los europeos?”, decían los más ingenuos de mis condiscípulos.

En mi primer año de universidad, cuando surgían en clase esas preguntas, todo el mundo se preguntaba, preocupado, por qué “nunca tuvimos una Ilustración”. El pensador árabe del siglo XIV Ibn Haldun decía que las civilizaciones en declive se mantenían vivas imitando a sus vencedores. Como los turcos no han sido jamás colonizados por una potencia extranjera, la tendencia a “venerar Europa” o “imitar a Occidente” nunca ha tenido los matices condenatorios y humillantes que describen Franz Fanon, V. S. Naipaul o Edward Said; mirar hacia Europa era un imperativo histórico o incluso una cuestión técnica de adaptación.

Pero ahora este sueño de una Europa maravillosa, que era tan poderosa que incluso nuestros pensadores y políticos más antioccidentales creían secretamente en ella, se ha desvanecido. Tal vez sea porque Turquía ya no es tan pobre como antes. O quizá porque ya no es una sociedad campesina gobernada por el Ejército, sino una nación dinámica con una sociedad civil fuerte… Y en los últimos años, por supuesto, ha influido el hecho de que se hayan frenado las negociaciones entre Turquía y la Unión Europea sin que haya una solución a la vista. Ni en Europa ni en Turquía existe una esperanza realista de que se produzca la incorporación a la UE en un futuro próximo. Reconocer que hemos perdido esta esperanza sería tan demoledor como ver que las relaciones con Europa se rompen por completo, por lo que nadie ha tenido valor ni para pronunciar esas palabras.

Que Turquía y otros países no occidentales están desencantados con Europa es algo que sé por experiencia propia, por mis viajes y conversaciones. Una de las principales causas de tensión entre Turquía y la UE fue sin duda la alianza establecida por un sector del Ejército turco y varios grandes grupos de comunicación con los partidos políticos nacionalistas, con el consiguiente éxito de su campaña para sabotear las negociaciones de ingreso.

Esa misma iniciativa es la que desencadenó la persecución que sufrimos muchos escritores, yo incluido, y provocó los tiroteos contra otros y el asesinato de misioneros y sacerdotes cristianos. Además están las reacciones emocionales, cuya importancia se comprende sobre todo si se piensa en el ejemplo de Francia: durante el pasado siglo, sucesivas generaciones de la élite turca han seguido el modelo francés y se han inspirado en su interpretación del laicismo y en su forma de entender la educación, la literatura y las artes… Por eso, que Francia se haya convertido, en los últimos cinco años, en el país que con más vehemencia se opone a que Turquía entre en Europa ha sido tremendamente decepcionante y desgarrador.

Sin embargo, la mayor desilusión en los países no occidentales, y en Turquía, la constituyó la participación de Europa en la guerra de Irak. El mundo vio cómo Bush engañaba a Europa para que se uniese a esa guerra cruel e ilegítima y cómo Europa se había mostrado muy dispuesta a dejarse engañar.

Al observar el panorama de Europa desde Estambul o más allá, lo primero que se ve es que Europa (como la Unión Europea) está confundida sobre sus problemas internos. Es evidente que los pueblos europeos tienen mucha menos experiencia que los americanos en vivir con personas que tienen una religión, una piel y una identidad cultural diferentes de las suyas, y que no acogen de buen grado la perspectiva; esa resistencia hace que los problemas internos de Europa sean más difíciles de resolver. Los recientes debates sobre integración y multiculturalismo en Alemania son un buen ejemplo.

A medida que se intensifique y se extienda la crisis económica, es posible que Europa se vuelva sobre sí misma y logre así posponer la lucha para proteger lo “burgués”, en el sentido que da Flaubert al término, pero eso no resolverá el problema. Cuando veo Estambul, que cada año es un poco más compleja y cosmopolita, y que ya atrae a inmigrantes de todos los rincones de Asia y África, no me cuesta nada llegar a esta conclusión: no es posible mantener indefinidamente fuera de Europa a los asiáticos y africanos pobres, desempleados e indefensos que buscan nuevos lugares para vivir y trabajar. Construir muros más altos, endurecer los requisitos para los visados y aumentar el número de barcos que patrullan las fronteras son medidas que solo servirán para aplazar el momento de la verdad. Y lo peor es que la política anti-inmigración y los prejuicios están destruyendo ya los valores fundamentales que constituyen la esencia de Europa.

En los libros de texto de mi infancia turca no se hablaba de democracia ni de los derechos de las mujeres, pero en los paquetes de Gauloises que fumaban (o eso creíamos) los intelectuales y artistas franceses, estaban impresas las palabras “liberté, égalité, fraternité”, y esos paquetes tenían una gran circulación. Fraternité se convirtió en el símbolo del espíritu de solidaridad y resistencia que promovían los movimientos de izquierda. Sin embargo, mostrarse hoy crueles ante los sufrimientos de los inmigrantes y las minorías y hostigar a los asiáticos, africanos y musulmanes que están viviendo con dificultad en las periferias de Europa -incluso culpándolos de todos los males- no es “fraternidad”.

Es comprensible que Europa sufra ataques de ansiedad e incluso pánico en su intento de proteger sus grandes tradiciones culturales, beneficiarse de las riquezas que busca con codicia en el mundo no occidental y conservar las ventajas obtenidas a lo largo de tantos siglos de lucha de clases, colonialismo y guerras intestinas. Ahora bien, para protegerse ¿es mejor que Europa se vuelva sobre sí misma, o tal vez debería recordar sus valores esenciales que en otro tiempo la convirtieron en el centro de gravedad de todos los intelectuales del mundo?

Orhan Pamuk, escritor turco, premio Nobel de Literatura 2006, es autor, entre otros, de El libro negro, Me llamo Rojo y Estambul. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

Entrevista amb Colin Thubron

Fa pocs dies a la contraportada del diari El País el periodista Jacinto Antón ens presentava el relat de la seva entrevista-sopar amb l’escriptor Colin Thubron de pas per Madrid. Aquí teniu aquest escrit amb el titular “Mi Shangri-La es mi jardín; no podría vivir sin él” i amb una recomanació personal: “le pido a Colin que recomiende un lugar que no hay que perderse. Titubea -“es muy personal, cada uno tiene sus intereses”- pero acaba musitando: “Samarcanda“. Esteu d’acord…?

Cenar con Colin Thubron es ampliar horizontes. Considerado uno de los grandes nombres de la literatura de viajes, el escritor británico (Londres, 1939) nos ha hecho recorrer la fantasmagórica ruta de la seda o la desolada Siberia con una sensibilidad y un hálito poético que eleva las botas de marcha y la mochila a la categoría de las sandalias y el caduceo de Mercurio -una comparación que placería a su admirado maestro Patrick Leigh Fermor-. Viva imagen del gentleman británico, Thubron, que ha participado en un ciclo de la Biblioteca Nacional, se desenvuelve en la mesa con una natural elegancia que te hace sentir un invitado patoso en Brideshead.

El maître le propone de entrante pulpo. Se ensombrece. “En Chipre observé a uno atravesado por el arpón de un pescador, cerraba los ojos así, en la agonía del dolor”. No obstante, se apunta al plato. Hombre práctico en lo gastronómico -es lo que tiene viajar a ras por algunos de los lugares más inhóspitos del mundo-, come de todo. “En ciertas partes de China resulta a veces complicado, serpientes, sesos de mono, perro… pero solo una vez me venció la desazón: había gato cocinado sobre el mantel y otro vivo bajo la mesa que me miraba angustiado”. En otra ocasión, en un mercado en China, el viajero, llevado por la piedad y un recuerdo de juventud, compró un búho destinado a la cazuela y lo liberó allí mismo ante la estupefacta mirada del vendedor, “que no entendía que un bocado tan exquisito echara a volar”. Mientras da cuenta de su cefalópodo con la parsimonia de quien ha sido educado en Eton, Thubron recuerda la ocasión en que perdió dos dientes al masticar un correoso carnero en el Turkmenistán. “Fue duro, estás horrible con dos dientes menos, incluso en el Turkmenistán”. Cuando el efecto combinado del vino y los espejos del restaurante nos conducen -al menos a mí- a un estado soñador, le pido a Colin que recomiende un lugar que no hay que perderse. Titubea -“es muy personal, cada uno tiene sus intereses”- pero acaba musitando: “Samarcanda”. Con la confianza de los postres y tras hablar de su último viaje, al sagrado monte Kailash del Tíbet -el libro aparecerá a principios de año-, que tuvo algo de peregrinación de un hombre solitario que ha perdido a toda su familia (padres y hermana) y cuya novia vive en EE UU, le pregunto por su Shangri-La, su secreta región soñada. “Tengo un jardín, no podría vivir sin él. Es pequeño, en mi casa en Londres; mimosa, un magnolio, rosas”.

Mientras saborea el sorbete de fruta, la melancolía nos lleva a Thesiger, el viejo viajero que murió solo en una residencia. “¡Pobre sir Wilfred!, me dijo que de su vida solo lamentaba no haber matado a nadie, a nadie con seguridad, claro, porque disparó a muchos alemanes en la guerra”. Tenía cara de halcón. “Más bien como si estuviera permanentemente frente a una tormenta de arena”. En el rostro de Thubron también están marcados sus paisajes, la desolación de la taiga glaseada, los peligros en la mezquita de Gawhar Shad… El viajero se levanta en un laberinto de reflejos. “No sé adónde será mi próximo viaje”, dice con una sonrisa triste. Y parte en la noche.

Bakiev abandona el Kirguizistan

Segons ens informa El País (i altres mitjans) ahir l’ex-president Kurmanbek Bakiev va abandonar el Kirguizistan. En aquesta crònica del diari s’expliquen els esdeveniments de les darreres hores:

Por la mañana, Bakíev se resistía aún a ceder ante el gobierno provisional dirigido por Rosa Otunbáyeva e intentó en vano reforzar su posición en un mitin en la localidad de Osh […] donde sus simpatizantes, contrariamente a lo que esperaba, estaban en minoría en relación a los partidarios del gobierno provisional dispuestos a boicotear el mitin a bastonazos. La escolta presidencial tuvo que intervenir disparando al aire y el presidente huyó en un jeep, perseguido por las piedras que le lanzaban los manifestantes […]

Por la tarde, tras negociar con los funcionarios amotinados y firmar un documento con ellos por el que cede el poder, Bakíev abandonó Kirguizistán desde el aeropuerto de Dzhalal-Abad con destino a Taraz, en Kazajistán.”

I en aquest video podem veure les imatges de la celebració del miting a Osh i la fugida de l’expresident:

En solidaritat amb el poble del Kirguizistan

Avui, primer de tot,  volem mostrar tota la nostra solidaritat i suport als amics i les amigues del Kirguizistan (i les seves famílies) en aquests moments de crisi i canvi… i volem oferir aquest espai per compartir informacions a totes aquelles persones interessades en conèixer l’actualitat que es viu aquests dies al nostre estimat Kirguizistan.

Per tal de saber més volem convidar-vos a visitar la secció de notícies de la web de l’associació hispano-kirguís Sumalak on podreu trobar molta  informació (actualitzada dia a dia i molt més complerta que a qualsevol altre mitjà) sobre els esdeveniments actuals amb entrevistes a Rosa Otunbaeva, comunicats de l’expresident Kurmanbek Bakiev, imatges de diferents televisions amb els incidents a Bixkek, entrevistes a experts internacionals com Alisher Jamidov, Andrew Tesoriere o Rubén Ruiz Ramas i d’altres interessants notícies. I en aquesta línea. podeu veure el video de l’entrevista pel mitjà Eurasianet realitzat a Luís Sánchez de Sumalak que ens ofereix una interessant anàlisi sobre el cop d’estat.

També, us volem convidar a seguir l’actualitat a la secció de noticies de l’Observatori d’Àsia Central (OAC),  us oferim el vídeo aparegut al Telenoticies de TV3 del dia 8 d’abril i, a continuació, alguns enllaços als principals mitjans de comunicació en català o castellà que han tractat i tracten aquesta revolta:

EL PAÍS, 12 d’abril / Las autoridades de Kirguizistán anuncian una operación para detener al presidente depuesto.
EL ECONOMISTA (MÈXIC), 12 d’abril / Bakiyev reaparece y desafía al nuevo poder en Kirguistán.
EL PUNT, 10 d’abril / Les noves autoritats kirguises asseguren que controlen la situació a Bixkek.
LA VANGUARDIA, 8 d’abril / El Gobierno opositor asume el control de Kirguizistán con el respaldo de Rusia.
PÚBLICO, 7 d’abril / Una rebelión popular derriba al presidente de Kirguistán.
SÍRIUS, 7 d’abril / Kirguizistan: Cau Bakiev i la revolució dels tulipans.

Els tres èxodes d’Emilia

Emilia_Falcon El Pais“En Chitá, en Siberia Oriental, a más de 6.000 kilómetros de Moscú, vive Emilia Falcón. Tiene 79 años y llegó a lo que entonces era la URSS en 1937, entre los niños evacuados de la guerra civil española. De los casi tres mil “niños de la guerra” refugiados en la Unión Soviética, hoy quedan en Rusia menos de 170. De ellos, Emilia es la que reside más alejada de su país natal, en una región que ha sido destino tradicional de exiliados y presos.

Nacida en Gijón en 1930, Emilia llegó a Chitá en 2001 desde Uzbekistán. Ese éxodo -el tercero- se acumulaba al de la Guerra Civil y al de la Segunda Guerra Mundial, y fue la consecuencia de la desintegración de la Unión Soviética, ya que cuando ese Estado desapareció, la asturiana residía en Samarcanda y esa circunstancia la metamorfoseó de ‘ciudadana de la URSS’ en ‘ciudadana de Uzbekistán’. Al reducirse las perspectivas de futuro para los hijos y nietos, la familia optó por trasladarse a Rusia. Leonid, el yerno de Emilia, encontró trabajo en una imprenta de Chitá y allí fueron…”

Fa uns dies en el suplement del diumenge 13 de setembre del diari El País es va poder llegir un interessant article amb el títol “Los tres éxodos de Emilia”  sobre la vida d’Emilia Falcón, una “nena de la guerra”, exiliada d’Espanya durant la guerra cívil i acollida l’any 1937 a la URSS. La periodista Pilar Bonet ens relata la seva història per diferents ciutats soviètiques com Leningrad, Moscou, Chitá o Samarcanda, on va viure força anys, una ciutat que va acollir més de cents infants espanyols fugint de la bogeria de la guerra. Podem llegir un extracte d’aquest article en el següent enllaç.